viernes, 10 de agosto de 2007

Señales

Todas las personas tienen la capacidad de reconocer las señales que les envía el universo para trazar sus caminos en la vida. Muchas culturas describen el destino como algo que está escrito, pero el hombre lo toma de manera literal. Está escrito lo que debemos aprender y lo que debemos pagar, las personas que estarán a nuestro lado y a quienes amaremos, la manera en que lo hagamos siempre dependerá de nosotros mismos y la lectura que hagamos del universo. Por eso, las casualidades no existen, son sólo señales que se presentan; como eventos, como encuentros, como suerte o la falta de ella.

Algunos pasan la vida sin darse cuenta de cómo reconocen y siguen las señales e incluso no creen en ese concepto; otros se dan cuenta que tienen la capacidad pero usan mucha energía de acción y no de emoción, logrando lo que desean sin sentir lo que se les presenta, mientras que otros sienten mucho y no actúan. Y estamos algunos que sentimos y actuamos por algo que llamarían instinto, pero que resulta mucho más complejo que eso.

Yo nací con esta capacidad de sentir y actuar y también con la capacidad de conectarme con personas que han estado ligadas a mí desde tiempos inmemoriales. Puedo ver y recibir señales que son para otros y puedo también encontrar señales que son para mí en los demás, por eso, nadie llega por casualidad, todos vienen para darme y recibir, señales, cariño, experiencia, para crecer conmigo y para quedarse; hasta ahora nadie se ha ido.

Hay muchas maneras de recibir esas señales, sean para mí o para otros, y hay muchas maneras de conectarse con ellas. Los oráculos son una, los sueños son otra, las conexiones de energía de los chakras son otra, mas compleja y difícil porque involucra a dos o más personas, pero definitivamente ninguna es de acción sino de emoción. Para llegar a captar hay que sentir, soltar, fluir y muchas veces, sentir tan intensamente que se vaya produciendo un mensaje interno positivo y fuerte que tarde o temprano saldrá a la luz en forma de impulso de acción.

Sin embargo, la ética celestial es, como toda ética, complicada y nos coloca en muchas oportunidades en encrucijadas de dudas. No se puede forzar a otro a ver sus señales aunque estas sean evidentes, mucho menos si no han sido captadas o no es el momento de revelarse a la otra persona. Aún así, saber y tener que callar, mostrando sólo una parte de lo que se ha captado para dar una luz de entendimiento es hasta cierto punto frustrante, sobre todo cuando el otro tiene la capacidad de sentir y no la canaliza totalmente.

Se lo que está escrito para mí y para algunos otros que me acompañan, mi lectura del universo es clara, amplia y mágica, pero a ellos sólo puedo darles mensajes breves de aquello que deben descubrir por sí mismos. Algunos saben que pueden venir a mí a buscar más allá, otros no se atreven, y yo no puedo decir todo lo que sé…

A mi hermana Jandy, al Mago Ignacio, a la Sacerdotisa Noe, a mi ángel azul, a la Aguadora Diz, a la Gemela Gera, a la Emperatriz Mariló y a tí...