con la intensidad de un tambor al viento
contándome que sigue ahí, aún vivo,
y que aunque ha sangrado, no ha muerto.
Mi mente imagina un cielo azul claro
donde habitan golondrinas del silencio,
donde hay estrellas verde agua
y donde no existen los secretos.
Mi alma vibra, se eleva y vuela tranquila
en aras de alguna otra alma perdida,
pero no siente temor de caer de la altura
que inventó la ilusión de esta vida.
¿Sabes qué pasará mañana? - pregunta la razón.
¡No lo sé! - responde el pensamiento.
Como sea, mi corazón seguirá su compás,
como siempre estará cada día contento
mi mente volará en las nubes de los sueños
y mi alma eterna y sabia seguirá viviendo.
© Maureen Andrea Addison-Smith Salvo