A veces se presenta ante los ojos
como una tacita de plata... tranquilo...
sereno y lleno de paz, en su grandeza,
inspira calma y alivio al corazón oprimido,
haciendo sentir que se van las tribulaciones
y que se relajan los sentimientos.
Pero, a veces aparece cual Neptuno
imponente, provocando tensión... miedo;
con sus penachos encrespados de violencia
arremete contra toda serenidad,
destruyendo con su furia
y desbordando pasiones tormentosas.
¿Acaso no se asemeja a lo que sentimos
cuando pacifico o eufórico
tenemos el corazón envuelto en confusión,
en sensaciones serenas o, simplemente, en pasión?
29/06/1999 © Maureen Andrea Addison-Smith Salvo