Hoy decidiste marcharte, por voluntad propia, dejándonos con el corazón abatido y apretado y los ojos cargados de lágrimas amargas por no entender tus motivos, tan tuyos, tan verdaderos, y aún así tan incomprensibles. Quiero pensar que estarás en paz, que lograrás sentir el amor infinito y la tranquilidad que tanta falta te hacían en tu mundo de dolor y desesperación. Nos volveremos a ver un día, ese cuando lograré con certeza entenderte y abrazarte nuevamente para compartir mis sonrisas contigo...
Hasta pronto mi Cayita bella... siempre estarás en mi corazón...