lunes, 11 de junio de 2007

Relajación

Al final de cada día bajo las escaleras de mi morada, con la emoción por el encuentro con unos seres adorables, peludos y alegres - MIS VECINOS -que me brindan la mejor terapia de relajación del mundo. Ellos me esperan con el mismo entusiasmo, agitados al oir las campanitas de mi puerta al abrirse, imaginando los palitos de zanahoria y céleri, los huevos con aceite de oliva, los bocadillos sabrosos, los cariños sinceros y los juegos alocados de pelota que disfrutan en mi casa. A ellos un homenaje por su amor incondicional - y a veces interesado - que me brindan cada día, sólo con bajar las escaleras para salir o al llegar a la casa.
Aclaratoria: Algunas de las siguientes fotos fueron tomadas - en movimiento - por una aficionada no muy virtuosa de la fotografía casera.


Sombra: Nació en abril hace 5 años y es una damita de compañía adorable y tranquila. Le encanta dormir y beber agua directamente del grifo... También es una madre despreocupada que comparte el hogar son dos de sus hijos, primera y única camada de 4 cachorros, después de innumerables embarazos psicológicos.


Toda amor, hace piruetas de bailarina para ganarse sus golosinas y defiende su casa con enérgicos ladridos al escuchar cualquier ruido externo extraño. Y si la regañan, responde; no se queda callada: ¡no le gusta que le hablen feo!


Zeus: El mayor de la camada nacida el 11 de marzo de 2006, es un presumido, serio, para nada tranquilo- según dice su madre humana. En el fondo es un rebelde que quiere toda la atención y el cariño que le puedan dar.


Pasa las mañanas en una poltrona de la sala, acostadito cual faraón, sin inmutarse por absolutamente nada. Aprende con rapidez y ya sabe sentarse tranquilito a esperar su golosina y dar la pata cuando se la piden - y cuando no, también la da.


Pluto: El menor de la camada. Diagnosticado con el Deficit de Atención e Hiperactividad, sufre de todos los rasgos típicos de un ADHD. Es hiperactivo, tanto que no sabemos si de verdad duerme de noche; no tolera la frustración y regaña a morir cuando no puede hacer lo que quiere; se atormenta de celos cuando uno lo acaricia a él y al alguien más...



Sacarle una foto es una tarea titánica, porque nunca se queda en el mismo lugar más de cinco segundos. Salta como canguro y ha sido un reto enseñarle lo más básico de la paciencia canina.



Aquí esperan que les lance la pelota y, como verán, todos han salido nítidos, menos el loquito Pluto que no se ha quedado en el lugar esperando por la pelota - y la foto.


Luego de un juego relajante - para mí - y divertido para ellos, tomamos un descanso preguntándonos qué será ese ruido que viene de la cocina...

Al final del día estos amiguitos me hacen feliz viniendo de visita con sus colas en movimiento y sus lenguas cálidas llenas de ternura.