martes, 24 de noviembre de 2015

9 cosas que restan higiene al hogar

Cada vez que voy de visita, inconscientemente, hay cosas que llaman mi atención y, por triste o curioso que suene, me producen algo de terror y asombro ante la falta de información o el descuido que algunas personas tienen en sus hogares. No es que yo quiera criticar, sino más bien es que comparo las enseñanzas que tuve en casa y el cuidado que yo misma pongo en el mantenimiento de mis espacios, que a fin de cuentas, son los lugares sagrados en los que descanso, me relajo y me alimento, cosa que para mí es de vital importancia.

Dentro de mis esquemas existe algo fundamental que es eso: El mantenimiento de mi casa y mi entorno inmediato, y nunca he creído realmente que una limpieza profunda de vez en cuando o una vez al mes sea del todo eficiente o higiénica. No es tampoco que yo sea maniática de la limpieza, pero si de la organización y cuidado diario porque no es lo mismo llegar al final del día a un lugar limpio, oloroso y ordenado a descansar del bullicio y estrés de la calle, que hacerlo a un ambiente manchado, sucio y desorganizado.
Además, si todos los días dedicamos algo de tiempo a pequeñas cosas que mantengan el orden y la limpieza, el trabajo de limpiar en profundidad o arreglar todo una vez a la semana será a todas luces un paseo. Por eso y por el horror que me causa el descuido o falta de información que atenta contra la salud de ciertas cositas he decidido hacer una pequeña lista de las 9 cosas que hacemos u omitimos en nuestro hogar y que representan un peligro inminente a nuestra salud.

9. Platos y vasos
Una de las cosas que he notado algunas veces es que la gente lava sus platos y vasos, y demás utensilios de cocina, a la carrera, dejando restos de jabón y comida, o lo que es peor, no parecen saber como lavarlos, ¡¡¡colocando el jabón directamente en las cosas y no es la esponja!!! Pues la esponja evidentemente tiene la función de evitar el contacto directo del lavaplatos con las superficies, puesto que contiene además de los químicos detergentes, pequeñas porciones de ácido bórico, el cual es muy nocivo para la salud, pudiendo llegar a causar una grave intoxicación y envenenamiento. En cuanto a los restos de comida, de más está decir que crean manchas desagradables, bacterias y hongos, y la larga resultan muy difíciles de eliminar.
Por otro lado, dependiendo del clima del lugar donde vivimos, al lavar nuestros platos es importante dejarlos secar al ambiente o secarlos muy bien con un paño seco, pues guardarlos con humedad hace que formen pequeños hongos que luego ingeriremos con la comida que sirvamos en dichos platos, que comamos con los cubiertos o que cocinemos con los utensilios que hayan quedado húmedos. La ventaja de los climas secos es que con unos 20 minutos al ambiente y un paño, tendremos todo bien seco y listo para guardar.

8. Esponjas
Es bien sabido que las esponjas y trapitos de la cocina acumulan un sinfín de bichos poco saludables y que deben cambiarse periódicamente, alrededor de un par de meses. Sin embargo, mantenerlos estrujados y oreados es muy importante, pues al dejarlos acumulando agua y el jabón con el que acabamos de lavar o limpiar algo sucio, aumentamos doblemente la acumulación de bichos, los cuales luego pasaremos a otras cosas que lavemos o limpiemos con ellos. Limpiándolos una vez a la semana con una gotita de cloro y un poco de bicarbonato, lograremos que dicha acumulación de bacterias disminuya, pero siempre recordando mantenerlos lo más secos que sea posible.

7. Toalla
En muchos lugares me ha ocurrido que entro al baño y como tengo olfato casi canino me llega el olor a húmedo de una toalla colgada dentro de un baño sin ventilación. Como ya venía mencionando con la humedad acumulada en platos y esponjas de la cocina, esto no cambia en el baño, sobre todo si este no posee una ventilación adecuada. Consecuentemente, pasa lo mismo que en la cocina, uno se baña, se seca con la toalla, y la deja ahí colgada, rozándose, acumulando humedad, olores y hongos que luego esparciremos por nuestro cuerpo al bañarnos nuevamente. Lo mismo ocurre con el tapete del baño, el cual usamos cada día al salir de la ducha todos mojados, y luego dejamos allí sin ventilar o secar, criando hongos que luego podrían alojarse en nuestros pies y los cuales algunas veces son imposibles de erradicar por completo.

6. Inodoro
Siempre que veo a alguien, especialmente las mujeres, diciéndole a los caballeros que bajen la tapa, siento una inmensa necesidad de explicar que no es sólo porque después uno se va a sentar y pasa de largo para abajo, si no que también se debe a que al bajar el agua del inodoro, se salpica un rocío pequeño por todo el ambiente del baño. Ya imaginarán que dicho rocío, contendrá todo lo que en ese minuto esté dentro del agua, no se diga más, por lo cual es una cuestión de higiene bajar la tapa antes de bajar el agua, sin importar lo limpio que esté el baño, nuestras deposiciones flotarán por todos lados en forma de pequeñas partículas pudiendo causar más suciedad, e incluso, las inhalaremos.
Ahora, si como yo, vivimos en un lugar tropical o en una casa, esto se hace aún más importante, pues más de una vez podemos sufrir la desagradable experiencia de un animalito o las ramas de una planta saliendo sorpresivamente del inodoro, lo cual hace aún más importante bajar la tapa.

5. Ducha
A pesar de estar en el quinto puesto de la lista, esta es una de las cosas que más horror me producen de un baño: Esa terrorífica capa negra o rosada en las paredes de una ducha, en las cortinas o puertas, en los apliques; simplemente me descompone. Es bien sabido y estudiado por diversos medios y científicos que la acumulación evidente de moho negro o rosado dentro del baño no solo puede producir hongos en la piel y los pies, sino que se ha comprobado que disminuye la capacidad mental, produce enfermedades graves en el sistema respiratorio e incluso puede envenenar el organismo por exposición prolongada. Sobre todo en los baños sin ventilación, es muy importante limpiar en profundidad una vez a la semana, mantener lo más seco posible, abriendo las puertas (o ventanas si hay) para ventilar y cerrando la cortina o puerta después de bañarse para evitar que la acumulación de gotitas de paso al moho.

4. Nevera
Últimamente, con el boom mediático de los programas de cocina, los chefs afamados y todo el lío con la nutrición y salud, aún me causa curiosidad el motivo por el cual la gente aún no tiene idea de cómo mantener la higiene y buen funcionamiento de una nevera. Simplemente colocan las cosas ahí, en cualquier contenedor, de cualquier manera, e incluso sin tapar, y lo que es peor, dejan echar a perder la comida e incluso podrirse en una espacio cerrado y frío, y no limpian las salpicaduras al momento, madre santa…
Pues bien, aparte de las nuevas tecnologías en refrigeración de los últimos tiempos, la mayor parte de las neveras que utilizamos los simples mortales tienen niveles de funcionamiento como ocurre con el frigorífico. Las repisas superiores están diseñadas para recibir más intensidad de frío, por lo cual están hechas para conservar alimentos que queremos descongelar o que ya están cocinados. Las repisas del medio pueden están hechas para guardar alimentos frescos pues reciben un nivel medio de enfriamiento y, finalmente, la parte baja está diseñada con una carga menor de frío para conservar frutas y vegetales y que los mismos no se quemen o reciban demasiado enfriamiento. Lo mismo ocurre con las secciones de la puerta, y por ello el contenedor de huevos siempre se ubica en la parte superior y el de botellas más abajo.
Por otro lado, la gran existencia de envases y bolsas de diferente tipo en el mercado diseñadas para conservar alimentos, también tiene una razón de ser, aún más importante que la función básica de la nevera, y esta es la contaminación cruzada, la oxidación de los alimentos y la formación de bacterias al contacto con el ambiente. Dejar alimentos mal ubicados y además al descubierto dentro de nuestra nevera representa muchas veces una de las principales causas de intoxicación alimentaria y enfermedades estomacales, pues las bacterias pasean libremente de un lado al otro dentro de un espacio cerrado, contaminando todo lo que luego ingerimos.

3. Cepillo de dientes
Los odontólogos siempre nos recuerdan cepillarnos después de cada comida y cambiar nuestros cepillos una vez al mes; sin embargo, muchas veces omiten un punto importante: No dejar el cepillo mojado y cuidar de no salpicar las superficies cuando nos lavamos los dientes. Es bien sabido que la boca humana contiene hasta cinco veces más bacterias que la pata de un perrito, por lo cual resulta más que lógico pensar que si nos lavamos los dientes y dejamos el cepillo mojado, estamos juntando dos cosas que pueden traer muy malas consecuencias para nuestra salud: Las bacterias de la boca y la humedad del baño. Por ello, es importante secar el cepillo, bien sea sacudiéndolo dentro del lavamanos o con un paño exclusivo para ello, y tener cuidado al lavarnos, pues si salpicamos todas las superficies, estaremos regando nuestras bacterias bucales por todas partes.

2. Limpieza
Me llama poderosamente la atención la manía cada vez mayor en los productores de limpiadores por comercializar productos que matan el 99% de las bacterias en el hogar. Como comenté al principio, no soy una maniática y por ello me produce cierto temor esta creencia de limpieza al 100%. Es de cultura popular advertir a las madres que dejen a sus hijos ensuciarse, a cierto grado, claro está, pues esto estimula la producción de anticuerpos, y se sabe que un niño limitado a un espacio excesivamente limpio, tendrá hasta tres veces más chance de enfermarse que otros. Pues bien, las bacterias regulan nuestro organismo para crear defensas ante enfermedades, y en este sentido, son necesarias hasta cierto punto dentro de nuestras vidas.
Por otro lado, los químicos utilizados en los productos de limpieza pueden llegar a ser tan fuertes que atenten contra nuestro sistema respiratorio y urinario, causando alergias, asma y flemas, o matando a tal punto nuestra flora urinaria que nos produzca una cistitis, inflamación de uréteres o infecciones. Así que aunando ambas cosas, un chorrito de cloro y/o limpiador es más que suficiente para mantener nuestros espacios limpios, pues su exceso, especialmente del cloro, mata todo alrededor incluyendo nuestras defensas y sus gases, al ser inhalados, resultan sumamente tóxicos y nocivos a nuestra salud.

1. Zapatos
En el primer lugar de mi lista, el más temible de los hábitos al interior del hogar, el cual de verdad me hace temblar y sentir mucho desagrado: Usar los zapatos que traemos de la calle, con su carga contaminada de energías negativas y bichos. Está también comprobado científicamente que entre todos los patógenos que recogemos al salir se encuentran el E. Coli, bacterias que causan enfermedades de la piel, el sistema respiratorio y urinario, alergias, infecciones y un sinfín de cosas más.
Si lo pensamos cuidadosamente, en la calle pisamos de todo: Polvo, residuos de heces de pájaros, perros, gatos, químicos esparcidos, botes de aceite de vehículos y una lista incontable de cosas bastante desagradables. Esto, por más que tengamos un tapete para limpiarnos los pies al entrar a casa, será algo que llevaremos dentro de nuestro hogar, esparciéndolo por todos los lugares que pisemos dentro, traspasándolo luego a nuestros pies limpios después de bañarnos, a nuestros bebés que están aprendiendo a gatear, a nuestras mascotas que andan por el piso, etc.
No es de extrañar que existan las pantuflas, no sólo para descansar los pies, sino también para usar un solo tipo de calzado dentro del hogar y no el que llevamos en la calle. Un ejemplo claro es entrar a casa con los zapatos de la calle llenos de inmundicia e ir al baño y pisar el tapete que luego usaremos para salir de la ducha… Pies limpios llenos de bacterias al instante, y luego a la cama donde dormimos y pasamos ocho horas conviviendo con la mugre del día a día…

Mascotas
Un apartado especial para quienes tienen mascotas dentro de casa que he decidido compartir como madre perruna, es el mantenimiento de nuestros peluditos, y no sólo por nuestra higiene y salud sino por la de ellos también. Es de vital importancia entrenarlos para usar un solo lugar para hacer sus necesidades, pues contendremos las infecciones tanto para ellos como para notros; igualmente, limpiarles las patitas en seco al venir del exterior y mantenerlos cepillados y limpios para evitar alérgenos de su piel que puedan producirnos alergias y, claro está, producirles problemas de piel o hacerles ver sucios.

Como último comentario, así como nos informamos de diversas cosas relacionadas con nuestro entorno laboral, chismes de farándula, curiosidad personal y otros, es importante saber que estamos haciendo y/o llevando al interior de nuestro hogar, para mantener una higiene mínima y evitar enfermedades que luego no sabremos de donde han venido.

Ahora, si pensamos que somos los ases de la limpieza, creo que cada uno debería pensarlos dos veces…