Una de las celebraciones más importantes de la tradición hebrea es el festival de las luces o Hannukah, que coincide en fechas cercanas a la celebración de la navidad cristiana.
En la universidad siempre tuvimos la costumbre de saludarnos de manera especial en las festividades de ambas religiones y participar de ellas en la medida de lo posible, por lo que hoy deseo felicitar a mis tantos amigos judíos y traer a los demás la historia de esta fiesta hebrea.
Cerca del año 200 A. C. el pueblo judío vivía en Judea bajo el dominio del reino Sirio, pagando impuestos y aceptando la autoridad legal para así poder profesar su fe, mantener sus oficios y comerciar libremente. Sin embargo, para el año 175 A. C. Antíoco IV Epífanes ascendió al trono Sirio ordenando la profanación del templo en Jerusalén, la masacre de judíos y la ilegalidad del judaísmo. Luego, en el año 167 A. C. se erigió un altar a Zeus en el templo sagrado del pueblo judío.
Muchos estudiosos afirman que el rey pudo haber sido parte de una revuelta civil interna entre los judíos tradicionalistas dentro del país y la elite Helenizada en Jerusalén, lo cual arremetería contra cualquiera que ocupara el cargo más alto. Toda vez que el conflicto cobró más fuerza, el rey apoyó a los judíos Helenos prohibiendo las prácticas tradicionales y provocando una revuelta de grandes proporciones.
Uno de los sacerdotes judíos, Mattathias, junto con sus cinco hijos, Jochanan, Simeón, Eleazar, Jonathan, y Judas lideraron la rebelión en contra del rey, y Judas comenzó a ser llamado Yehuda HaMakabi ("Judas el Martillo") o Judas Macabeo. En el año 166 A. C. tomó el puesto de su padre como líder y al año siguiente la revuelta judía contra el reino Sirio venció. Después de recuperar Jerusalén, Judas ordenó que se limpiase el templo, construyendo un nuevo altar y vasijas sagradas.
Según el Talmud, el menora o candelabro sagrado (de siete brazos) del templo necesitaba aceite de oliva para mantener la llama encendida cada noche, pero sólo se contaba con aceite para un día. De manera milagrosa, esa cantidad de aceite alcanzó para ocho noches, el tiempo exacto para preparar el aceite nuevo del menora. Así, se instituyó el festival de Hannukah en conmemoración a este milagro del aceite y la liberación y restitución del templo sagrado en Jerusalén.
¡Feliz Hannukah!
En la universidad siempre tuvimos la costumbre de saludarnos de manera especial en las festividades de ambas religiones y participar de ellas en la medida de lo posible, por lo que hoy deseo felicitar a mis tantos amigos judíos y traer a los demás la historia de esta fiesta hebrea.
Cerca del año 200 A. C. el pueblo judío vivía en Judea bajo el dominio del reino Sirio, pagando impuestos y aceptando la autoridad legal para así poder profesar su fe, mantener sus oficios y comerciar libremente. Sin embargo, para el año 175 A. C. Antíoco IV Epífanes ascendió al trono Sirio ordenando la profanación del templo en Jerusalén, la masacre de judíos y la ilegalidad del judaísmo. Luego, en el año 167 A. C. se erigió un altar a Zeus en el templo sagrado del pueblo judío.
Muchos estudiosos afirman que el rey pudo haber sido parte de una revuelta civil interna entre los judíos tradicionalistas dentro del país y la elite Helenizada en Jerusalén, lo cual arremetería contra cualquiera que ocupara el cargo más alto. Toda vez que el conflicto cobró más fuerza, el rey apoyó a los judíos Helenos prohibiendo las prácticas tradicionales y provocando una revuelta de grandes proporciones.
Uno de los sacerdotes judíos, Mattathias, junto con sus cinco hijos, Jochanan, Simeón, Eleazar, Jonathan, y Judas lideraron la rebelión en contra del rey, y Judas comenzó a ser llamado Yehuda HaMakabi ("Judas el Martillo") o Judas Macabeo. En el año 166 A. C. tomó el puesto de su padre como líder y al año siguiente la revuelta judía contra el reino Sirio venció. Después de recuperar Jerusalén, Judas ordenó que se limpiase el templo, construyendo un nuevo altar y vasijas sagradas.
Según el Talmud, el menora o candelabro sagrado (de siete brazos) del templo necesitaba aceite de oliva para mantener la llama encendida cada noche, pero sólo se contaba con aceite para un día. De manera milagrosa, esa cantidad de aceite alcanzó para ocho noches, el tiempo exacto para preparar el aceite nuevo del menora. Así, se instituyó el festival de Hannukah en conmemoración a este milagro del aceite y la liberación y restitución del templo sagrado en Jerusalén.
¡Feliz Hannukah!