sábado, 8 de marzo de 2014

Paciencia

Hoy he estado todo el día inspirada en esta imagen, especialmente por ser el día de la mujer a nivel mundial y por este proceso que vive el país, buscando mantener la serenidad que lleva en la expresión del rostro, los ciclos de la luna que le coronan y su estado de gravidez evidente. Una imagen con color y movimiento, llena de riqueza, abundancia y belleza, que se imprime con toda la paciencia de una embarazada.
Así es este momento, pues a pesar de ser un pasaje oscuro dentro de la historia de Venezuela, está cargado de fe y esperanza, y nos llama a mantenernos serenos y pacientes ante lo que está aún por venir. Como la mujer embarazada, es imposible esperar que todo se de de un día para otro, pues de ser así, perderíamos todo aquello que hemos conseguido.
Es absurdo pretender que la gestación de lo que hoy está naciendo en nuestras calles sea algo fácil, indoloro o inmediato y, por ello, requiere que sigamos pujando por aquello por lo que luchamos, que continuemos respirando y viviendo para darle vida a una nueva Venezuela. Por otro lado, no dejo de asombrarme de la ingenuidad y el mismo asombro de otras personas que siguen diciendo que “aquí no pasará eso,” que “es que eso no debería ser así,” que “es que en otra parte del mundo sería de tal o cual manera.” Tristemente, la gestación de este proceso ha estado cargada de carencias, impotencia, rabia, mediocridad, dolor y cosas que no deberían ser, por lo que no podríamos haber esperado que el resultado fuero otro que lo que estamos viendo, ninguna gestación es igual a otra.
Este nacimiento es difícil, pero la madre que se representa en todos y cada uno de los que estamos dando a luz, no puede ni debe dejar de estar en movimiento, dejar de alimentarse o suspender su vida en nombre de la causa que tiene en sus manos. Muy por el contrario, debe buscar mantener el ritmo, la serenidad, la fuerza y la paciencia necesarias para mantener la lucha, aún más allá de lo que terminará por nacer. No tendremos una Venezuela como la de antes ni como la de ahora, y tendremos que dedicarnos a nutrirla, cuidarla y enseñarla, como a un bebé, las cosas que se perdieron, los valores que se envenenaron, los rencores que han quedado en cada uno y eso, como la crianza de un hijo, requerirá aún más paciencia, serenidad y valor del que hasta ahora hemos tenido.
Sólo llamo a cada cual a pensar ¿qué pasaría si toda embarazada, fuera de su naturaleza, perdiera su serenidad para hacer que su bebé naciera de una vez, antes de estar listo? En primer lugar, la mujer ha nacido para esa espera; y en segundo, sabe, muy dentro, que si ella no continua, su hijo tampoco podrá hacerlo. Así, nosotros debemos mantenernos, prepararnos y dedicarnos a terminar lo que ya hemos empezado y, luego, continuar con la nueva Venezuela que tendremos.