Hace unos días recibi un mensaje de una amiga quien reflexionaba acerca de la comunicación entre hombres y mujeres, de como ambos caen en un espiral de compresión limitada. Ciertamente, las mujeres tendemos a comunicarnos más desde la emoción y el sentimiento y los hombres desde la mente y las acciones. De allí que las mujeres parecen no poder entrar en un estado mental y los hombres en uno emocional al intentar comunicarse, porque ellas no quieren ser frías y ellos no quieren ser emocionales.
Y esta reflexión, escrita por una mujer, va dirigida a ese hombre, cualquiera, que a pesar de ser emocional, muchas veces no logra fluir en sus sentimientos...
Quisiera sentarme a tu lado y sentir que estás abierto a mi, al mundo y a la vida, desde esa luz que deseas que te alegre el camino, esa que no terminas de conseguir. Siento, desde este sentir inexplicable y poco comprensible para la mente, que quieres que me siente a tu lado y abrirte a mí, al mundo y a la vida, desde esta luz que yo veo y que alegra mi camino, esta que finalmente he conseguido.
Quisiera sólo abrazarte y sentir que me abrazas con ternura, con cariño, con el anhelo intenso de sentir que estás acompañado por alguien que te acepta como eres y que es como tú. Siento que quieres que te abrace con ternura, con cariño, con el anhelo intenso de sentir que hay más que sólo una pasión abrasadora e incontrolable.
Quisiera decirte que no me hace falta más que mirar tus ojos para saber lo que hay en ti, lo que te nubla las noches, lo que te produce temor y lo que te deja atrapado donde estás ahora. Porque yo no necesito palabras para saber que eres más sensible de lo que aparentas, más inseguro de lo que proyectas y que esa soledad que sientes te duele.
Quisiera proyectarme en ti de otra manera y darte todo lo que quieres, como sea que lo quieras, cuando quieras recibirlo. Quisiera que pudieras comprender que para mí eres mucho más de lo que crees o sientes… Sin embargo, todo esto que quiero y que tú también quieres sólo podré darlo si lo pides, desde tú corazón, cuando estés preparado para fluir en esa luz que quieres tener.
Te amo
Y esta reflexión, escrita por una mujer, va dirigida a ese hombre, cualquiera, que a pesar de ser emocional, muchas veces no logra fluir en sus sentimientos...
Quisiera sentarme a tu lado y sentir que estás abierto a mi, al mundo y a la vida, desde esa luz que deseas que te alegre el camino, esa que no terminas de conseguir. Siento, desde este sentir inexplicable y poco comprensible para la mente, que quieres que me siente a tu lado y abrirte a mí, al mundo y a la vida, desde esta luz que yo veo y que alegra mi camino, esta que finalmente he conseguido.
Quisiera sólo abrazarte y sentir que me abrazas con ternura, con cariño, con el anhelo intenso de sentir que estás acompañado por alguien que te acepta como eres y que es como tú. Siento que quieres que te abrace con ternura, con cariño, con el anhelo intenso de sentir que hay más que sólo una pasión abrasadora e incontrolable.
Quisiera decirte que no me hace falta más que mirar tus ojos para saber lo que hay en ti, lo que te nubla las noches, lo que te produce temor y lo que te deja atrapado donde estás ahora. Porque yo no necesito palabras para saber que eres más sensible de lo que aparentas, más inseguro de lo que proyectas y que esa soledad que sientes te duele.
Quisiera proyectarme en ti de otra manera y darte todo lo que quieres, como sea que lo quieras, cuando quieras recibirlo. Quisiera que pudieras comprender que para mí eres mucho más de lo que crees o sientes… Sin embargo, todo esto que quiero y que tú también quieres sólo podré darlo si lo pides, desde tú corazón, cuando estés preparado para fluir en esa luz que quieres tener.
Te amo