lunes, 14 de noviembre de 2016

Mi mandala

Mi mandala de siempre, el primero que pinté en mi vida, el que me recuerda los colores que debemos tener en nuestro corazón, un balance de intensidades y áreas que explotar para nuestro beneficio.
Una flor simétrica y equilibrada, que contiene en cada uno de sus pétalos la sabiduría de nuestro espíritu. Una estrella de David, cargada de fe y esperanza y rodeada por la energía que nos protege desde dentro, la cual es, finalmente, la única realidad que nos llena. Y los símbolos mágicos del oráculo ancestral de Odín, primer Dios y Rey que con su sacrificio nos dio a todos el don de la comunicación a través de los símbolos Rúnicos.