Desde mi ventana te observo en silencio pasar con las virtudes que has acumulado con los años y experiencias. Te veo como el ser hermoso que eres dentro de ese cuerpo que te contiene, reprimiendo todo aquello que podrías lograr, acumulando mentiras y frustraciones. Vas tambaleando en el mareo enfermizo que te has creado desde ese vano estrecho de tu mirar.
Dime ¿qué ves desde allí? Ciertamente, he podido notar que no ves ni remotamente, lo que yo veo desde aquí… si tan sólo me quisieras acompañar un rato a observar el mundo desde mi ventana… y ser feliz...