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Dado que vi la serie televisada a los ocho años de edad, guardaba en mi mente una idea similar a la opinión general por lo que decidí bajarla de la red y verla nuevamente para aclarar mis dudas y viajar en el tiempo. Así, después de un mes de ver capítulos en mis ratos libres, me sentí impulsada a ir más allá del simple recuerdo, para llegar a un análisis que me ha llevado a calificarla como una historia en extremo realista y fidedigna a los hechos históricos y sociales del momento. Confieso que una noche me acosté llorando a moco tendido y además concluí el primer amor de muchas niñas de Latinoamérica, España, Italia y Francia fue aquel chico rebelde y grosero, hijo de un duque, llamado Terruce “Terry” Grandchester.
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Mucha gente olvida el contexto histórico de este animé enmarcado en los ambientes rurales y de la alta sociedad de los Estados Unidos y la Gran Bretaña a principios del siglo XX, más específicamente entre los años 1898 y 1915, así como que fue desarrollada a partir de una novela para jovencitas (no niñas) publicada en Japón en el año 1975, llegando a la pantalla en 1976. A diferencia de muchos que pudieran ver a Candy como una niña sufrida y algo tonta, yo he podido analizarla como la típica niña campesina de buenos sentimientos, ingenua, pacífica, confiada, sincera y espontánea, con un alto grado de aprecio por la naturaleza, justicia y la verdad, que no guardaba rencores y mantuvo su alegría y aprecio por la vida en cualquier circunstancia que le tocó vivir.
Candy Candy refleja de manera muy clara la vida de muchos de los orfelinatos promedio en los estados montañosos de los Estados Unidos de la época y la vocación de trabajo de muchas de las personas que se encargaban de ellos. La señorita Pony y la hermana María son la imagen de las damas dedicadas y cariñosas a cargo de niños abandonados, que siendo criados en un ambiente simple y austero, eran formados con amor, dedicación y firmeza en los valores más importantes que debe tener todo ser humano: lealtad, respeto, responsabilidad, amor, unión y solidaridad.
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“El principe de la colina”, que resultó ser Albert, mostró claramente la estampa del millonario filántropo, amigo incondicional, romántico e inmaduro que escapa de una posición social con la que no se identifica, fue aquel amor platónico, infantil y fantasioso que Candy tuvo siendo una pequeña de diez años. Ella guardó el recuerdo un chico que conoció y vio una sola vez en la vida y que permaneció por siempre para volver años más tarde cargado de realidad y madurez; ¿quién no ha tenido un amor así y no lo recuerda?
“Anthony”, además de caracterizar el típico jovencito de alta sociedad de la época, criado entre ambientes refinados y suntuosos y con pasatiempos calificados como “delicados” para un hombre, fue el primer amor tangible y verdadero de Candy. Lleno de inocencia, compañerismo y ternura derivó en una tragedia digna de lagrimones e impotencia con su muerte en un accidente ecuestre causado por esa tan criticada costumbre humana de la cacería deportiva; ¿no habremos oído alguna vez de parejas que sufren estas mismas situaciones de muerte y tragedia?
“Terry”, hijo de un duque escocés que existió en la realidad en la Casa de los Lords ingleses, cargado de resentimiento hacia la nobleza y las consecuencias de pertenecer a ella, con un temperamento grosero, altivo e inmaduro que escondía a un chico cargado de ternura, decisión y miedos, fue el gran y verdadero
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Por supuesto, los malos e injustos no faltan en esta historia, desde la niña caprichosa que hace las peores maldades imaginables, hasta la abuela cruel que culpa a los inocentes por circunstancias que no puede aceptar. Todos ellos hacen de la vida de Candy tormentosa en muchos aspectos, algunos rectifican otros no, pero esta pequeña siempre demuestra una calidad humana muy superior sobre ellos al olvidar los agravios. Muchos de ellos, además, logran darse cuenta de sus errores y enmendarlos, demostrando que, a pesar de haber maldad en el mundo, unos cuantos corrigen y hacen justicia.
Candy Candy también refleja la realidad de la vida de internado de monjas en una época en la cual la intolerancia primaba en este tipo de instituciones, escudándose en la formación de damas y caballeros de sociedad, muchos de los cuales no llegaría a tal condición por estar estudiando en ese lugar por la pobreza de su espíritu. Así, se demuestra la frivolidad, intolerancia y desprecio de quienes se hacen llamar de la alta sociedad y que en realidad no llevan el oro en la sangre.
Finalmente, se presenta la cara de la primera guerra mundial, sus inicios y las consecuencias para muchas personas, familias y países que se vieron afectadas por ella, la convicción de algunos de los voluntarios que participaron para pelear o ayudar y la tristeza de quienes perdieron a sus seres queridos en un conflicto que no estaba del todo claro.
Como ya he dicho, esta historia es para mi realista, reflejo de situaciones que acontecieron en algún momento de la historia y que suceden a diario en la vida de las personas. Particularmente pienso que este animé pudo haber tenido el final que cada cual le quisiera dar, el mío es
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Aquí les dejo la canción que tocaba Terry con la armónica que le ragaló Candy para que la tocara cuando sintiera deseos de fumar.