![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM3nsRbX_EH9g9AFyUubLtDrHQ6884AbDo2uIRrtzRrQ012ChyF45EXqoeKwhmVVGLipC-RupIKPvrt0aToYZUL5oajJ8aeNQdWd-oSwNkxygG0pJHOFUZe9kXKkXJtRJgtucZYShLtnM/s150/Broken_Heart.jpg)
Muchas personas “dicen” ser libres y tener potestad sobre sus vidas, sin darse cuenta que están esclavizados por experiencias, relaciones y complejos que los han afectado y que no han podido superar.
De allí deriva uno de los peores tiranos de la mente humana: El miedo, alimentado interminablemente por la incapacidad de dar y recibir amor, tanto de uno mismo como de los demás. Siempre escuchamos que si entregamos algo, algo nos será devuelto en retribución, pero pocos entienden que no siempre es un asunto recíproco, porque el miedo siempre está al acecho. Así, podemos dar amor y recibir odio, o dar rechazo y recibir ayuda, posiblemente siempre seamos correspondidos con algo, aunque no sea lo que esperamos, de manera que empezamos a alimentar cada vez más nuestro miedo. Y un día, de la nada, recibimos amor, de corazón, absoluto, sin esperarlo, y nuestro miedo se eleva a su máxima expresión, porque nos sentimos vulnerables, nos desequilibramos, haciendo que rechacemos aquello que estamos recibiendo y no podemos comprender.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYiOX4kgqmZYmtl8avX4QZUuRPKQV7F9VEoHrli63xHQYu34kZXBxQGi0OE__0In3yzGm9monf01iHRycTNQO75J9jP6vJfjJlHPbJMbmaGQkyFMtMED0i5ywkmmiEqOPJVOTgYuOHflCd/s150/nod.jpg)
Solemos escudarnos entonces en esas excusas absurdas que nos impiden darnos cuenta que en realidad nos sentimos incapaces de soltar el control a la emoción, al sentimiento, a la vulnerabilidad de la luz que nos está iluminando para hacernos reír, soñar, compartir y finalmente amar y ser amados como merecemos, dar y recibir recíprocamente lo mismo, sin miedo a perderlo, sin culpa por tenerlo, porque sencillamente no hay a que temer, sólo hay que amar.