Entonces pasó por allí otro pastor y le dijo: "Oye, ¿cómo es que llevas una oveja sobre los hombros?"
Con mucha frecuencia, el ser humano común se comporta como ese pastor porque no ha aprendido a discernir, porque no distingue entre lo real y lo ilusorio, y entre el Yo y el no-yo, busca. Pero su búsqueda es insatisfactoria porque no busca lo que debe ni dónde debe.
Fuente: Cuentos Zen