![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3AgxwcFk6_30VltmBlX00rZcJa_zsB8cuq-KQVAg6ODAIihTLzOX9aVsQz2v9x_u0HDF-Za30nPaq8RZ4v_B-7QoHxZ9GCe1fFrTpnYJi2EU1uaj-DqWLsjZSKPSztD2AmPD8MQUO8oBg/s150/Alas.jpg)
Esto quiere decir que si realmente amas a alguien, no por su cuerpo, sino por el alma que contiene, la otra persona también te amará de la misma manera. Es un concepto difícil y exige una gran dosis de concentración y altruismo.
Primero, la concentración es necesaria porque vivimos en un mundo donde el cuerpo y la materia en general son más valorados que el alma, y muchas veces no se acepta o comprende tal afirmación. Luego, el altruismo, porque la otra persona no estará obligatoriamente con el individuo que la ama, y esto es lo más difícil de aceptar. Así, cuando se logra tal estado de concetración y altruismo, el resultado es una suave sensación de plenitud, sin esclavitudes y sin el sentimiento de soledad, que tanto acompaña a las personas en ciertos momentos de su vida, e indica un alto grado de espiritualidad.
Por lo tanto, lo mejor es amar desde el espítritu, siendo así amado de la misma manera.